Los avances tecnológicos en la humanidad son parte de la continua evolución de nuestras sociedades, desde el cambio de la mano de obra física en las fábricas, por máquinas de vapor que eran más eficientes y permitían la producción en masa de bienes, lo que promovió la instauración de las cadenas de producción que permitieron el rápido desarrollo de las sociedades; hasta el diseño del microchip que hoy en día nos permite tener el avanzado desarrollo de la inteligencia artificial que puede generar poemas actuales con base en poemas escritos por grandes poetas fallecidos, gracias a la capacidad de análisis de estas inteligencias.
Los avances tecnológicos buscan siempre mejorar algún aspecto de los desarrollos actuales, bien sea en generar maquinaria mas eficiente, procesos que tengan mayores rendimientos o que conserven alguna característica deseable que se perdía en los procesos que ya estaban desarrollados. En este sentido, el campo de generación energética no es ajeno a estos avances, esto aunado a que el cambio climático avanza de forma rápida y resulta necesario migrar de fuentes energéticas que son más contaminantes; a fuentes energéticas que tengan menos impacto en el medio ambiente, esto ya era claro en 1977 cuando en el artículo “THE GLOBAL ENERGY SYSTEM” de W. Hafele and W. Sassin manifestaban como conclusión que ”nos enfrentamos al simple hecho de que el uso óptimo de los recursos globales exige un orden global estable y persistente. Es nuestra capacidad limitada para establecer tal orden lo que finalmente decidirá si gestionamos la transición energética y cómo lo hacemos”[1], es importante ver que en ese momento ya se evidenciaba la necesidad de hacer una transición energética ordenada para garantizar el uso óptimo de los recursos globales.
Pero, ¿qué es la transición energética? La definición que se podría considerar como apropiada o más general, y que se recoge en varios documentos, se refieren a la migración o reemplazo de las fuentes no renovables de energía por fuentes de energía renovables, es decir, diversificar la matriz energética con fuentes renovables de energía[2].
De acuerdo con el Dr. Christoph Frei en el sector de la generación de energías existen tres fuerzas que lo impulsan hacia una nueva realidad. La primera de ellas es el cambio climático y el compromiso firmado en los acuerdos de la COP21, donde se fijó mantener el calentamiento global 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. La segunda fuerza es la innovación; muchas de las actuales tecnologías para la generación de energía, antiguamente eran impensables esto referente a la energía eléctrica, tanto así que las nuevas tecnologías relacionadas con la energía eléctrica se están convirtiendo en el “petróleo del futuro”[3]. La última fuerza está relacionada con los riesgos naturales y la resiliencia o capacidad de adaptación a ellos.
En el camino de la transición energética, Colombia en el año 2020, de acuerdo con los datos del Foro Económico Mundial, ocupó el puesto 25 de entre 115 países. Lo que nos convierte en un referente regional tal como se resalta en el CONPES 4075 “este logro se explica en los esfuerzos persistentes y en los avances obtenidos desde diferentes sectores, como el eléctrico, el de transporte, el de hidrocarburos, y minería”[4].
En Colombia contamos con el CONPES 4075 en le que se define las “POLÍTICA DE TRANSICIÓN ENERGÉTICA” en este documento, se resalta el marco normativo que es coherente con la política de transición energética y se destacan varias de las leyes que se han promulgado para guiar esta transición, así mismo se identifican las brechas en cuanto al uso y aprovechamiento de los recursos al momento de generar energía, distribuirla y aprovecharla. Este documento define un objetivo general, los correspondientes objetivos específicos y el plan de acción para poder consolidar el proceso de transición energética.
El CONPES también menciona que:
“Los documentos de prospectiva energética de las agencias internacionales dejan claro que en la transición se busca la electrificación limpia, pero que, en el camino a ello, los combustibles fósiles tendrán que jugar un rol importante de manera temporal o prolongada; de una parte, por la dependencia energética y económica hacia los combustibles fósiles, y de otra, porque algunas de las tecnologías necesarias para su sustitución, aún se encuentran en desarrollo.[5]
Esto último resulta muy relevante ya que la transición energética abre la puerta a la innovación y a la generación de nuevas soluciones que permitan tener una producción energética que no este basada en fuentes no renovables de energía; estos nuevos desarrollos siempre deberán estar protegidos por alguna figura de propiedad intelectual que garantice que sus titulares obtengan los beneficios por el esfuerzo empleado en el desarrollo de estas tecnologías, bien sea por protecciones mediante patentes de invención o patentes de modelo de utilidad.
Referente a los tipos de protección surge la inquietud de cómo poder incentivar la protección de estas tecnologías. Un caso interesante es el programa desarrollado por el INPI (Instituto Nacional da Propriedade Industrial) de Brasil, el cual busca incentivar la protección y desarrollo de las tecnologías asociadas con la transición energética o “tecnologías verdes”, como también se les conoce. El programa del INPI, busca generar una vía rápida de examen lo que permite que cuando una solicitud de patente clasifique para dicha vía, el plazo requerido para el examen de patentabilidad puede reducirse hasta dos años. Vale la pena destacar que actualmente los plazos del examen de patentabilidad para solicitudes ante el INPI, que no tengan alguna vía acelerada de examen, rondan hasta los 5 años para tener una primera acción oficial. El programa establece que, las patentes que pueden optar a esta vía acelerada deben estar cubierta en alguno de estos sectores tecnológicos: energías alternativas, transporte, conservación de energía, gestión de desechos o agricultura sostenible[6].
Aunque en Colombia los tiempos que toma el examen de las solicitudes de patente son relativamente cortos en comparación con otras jurisdicciones, resultaría interesante que la Superintendencia de Industria y Comercio de la mano del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, pudieran establecer incentivos tanto en descuentos sobre las tasas oficiales relacionadas con el trámite de patentes relacionadas con energías verdes, la creación de programas de financiamiento para el desarrollo de tecnologías verdes, y/o acompañamiento en negociaciones bien sea para el escalamiento o para el licenciamiento de las tecnologías a terceros.
En definitiva, la transición energética, plantea varios retos a ser solucionados por diversas áreas del conocimiento, lo que seguramente generara nuevo conocimiento y desarrollos tecnológicos susceptibles de protección y explotación.
Nicolás Carvajal
Responsable Técnico de Patentes PONS IP – Colombia
[1] THE GLOBAL ENERGY SYSTEM, Ann. Rev. Energy. 1977.2:1-30; W. Hafele and W. Sassin.
[2] Ministerio de minas y energía, República de Colombia (2022). Diálogo social para definir la hoja de ruta para la Transición Energética Justa en Colombia. https://bit.ly/HojaRutaTransicionEnergeticaJustaCO
[3] Tomado de https://www.worldenergy.org/news-views/entry/latin-america-plays-central-role-in-the-energy-transition
[4] Tomado del CONPES 4075, Bogotá, D.C., 29 de marzo de 2022 – Pagina 27.
[5] Tomado del CONPES 4075, Bogotá, D.C., 29 de marzo de 2022 – Pagina 27.
[6] Tomado de https://intellectual-property-helpdesk.ec.europa.eu/news-events/news/about-circular-economy-and-green-patents-brazil-2021-03-03_en