Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por la Asamblea General de la ONU, marcan el camino a seguir para reducir la desigualdad y proteger el planeta por lo que los retos para los próximos siete años de cara a la agenda 2030, se enfocaran en producción sostenible, consumo consciente, acceso a la salud y cierre de brechas tecnológicas. Los esfuerzos para lograrlo deberán ser cooperativos para que todas las naciones logren avanzar y la propiedad intelectual (PI) servirá como motor para la construcción de esa economía del conocimiento sostenible para todos en el planeta.
Como bien sabemos los ODS, sustituyeron en 2015 a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Su propósito es muy claro, poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad, esto implica realizar ciertos esfuerzos para no dejar a ningún país atrás.
Son diecisiete los ODS con miras a lograr un equilibrio entre la sostenibilidad social, económica y ambiental desde una perspectiva global, regional y nacional. Para su seguimiento se establece una serie de indicadores mundiales con169 metas universales, se cuenta con un esquema de seguimiento en América Latina y el Caribe y, en Colombia con el documento CONPES 3918 de 2018, en el cual se incorporaron180 indicadores nacionales.
Apalancarnos en el conocimiento para no dejar a nadie atrás parece ser una apuesta viable, así como aprovechar la creatividad, la tecnología y la innovación a fin de fortalecer a todas las naciones para hacer frente a los desafíos como el cambio climático, la desigualdad y una posible crisis alimentaria. A solo siete años de lograr la Agenda 2030, el camino más fácil es ser pesimistas y no ponernos la camiseta, pero no es lo ideal, aunque comprometernos con la cooperación para el desarrollo y los desafíos que plantea la agenda 2030 sea difícil, sin duda es el camino que generará transformación en la humanidad.
Tal vez nos estemos preguntando cuál es el papel de la PI para el logro de los ODS y su importancia radica en la capacidad que tiene para incentivar la innovación, la creatividad y la promoción de soluciones que erradiquen la pobreza, garanticen la seguridad alimentaria, combatan enfermedades, mejoren las herramientas de acceso a la educación, aceleren la transición hacia un medio ambiente sostenible, incrementen la productividad y fomenten la competitividad empresarial.
En este sentido, es pertinente resaltar el trabajo que se ha venido realizando con el fin de fortalecer el rol de la propiedad intelectual a nivel global, por ejemplo mediante la protección de patentes que protegen tecnologías verdes, la protección de marcas verdes que fomentan la sostenibilidad empresarial, el impacto en el desarrollo rural que pueden generar las denominaciones de origen o la protección de los conocimientos tradicionales, la protección de nuevas variedades vegetales, entre otros.
Por esto, es por lo que a principios de 2022 la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) se unió al Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (GNUDS) y desde allí continua con su labor incentivando a los autores, creadores e inventores para que desarrollen soluciones que, por ejemplo, sirvan para mejorar la vida de todos, gestionando las redes mundiales de protección de la propiedad intelectual que contribuyan a la ampliación geográfica de las actividades comerciales de particulares y empresarios, apoyando el desarrollo de ecosistemas de innovación y promoviendo el uso de herramientas de protección de la propiedad intelectual, desembocando en la generación de empleo, bienestar social y desarrollo de las economías.
Algunos de los servicios de la OMPI que propician las condiciones necesarias para que la innovación, la competitividad y la creatividad prosperen, son iniciativas como el Inventario de la Clasificación de patentes Verdes (IPC Green Inventory) y la plataforma WIPO GREEN. La primera, tal como lo indica la OMPI, es una herramienta que facilita las búsquedas de información contenida en las patentes en relación con tecnologías respetuosas del medio ambiente. La segunda corresponde a una plataforma que reúne en un solo lugar tecnologías que se encuentran en todas las etapas de desarrollo, desde la etapa de investigación hasta el producto comercializable y las pone a disposición del público general para la concesión de licencias, colaboraciones y venta. Con la implementación de este tipo de herramientas, la OMPI ha permitido no solo la difusión del conocimiento especializado a través del acceso al público en general, sino también a agilizar el desarrollo e implementación de tecnologías ecológicas en todo el mundo, promoviendo la transferencia de tecnologías entre países y la sostenibilidad empresarial.
Veamos algunos casos en los que a partir del uso de las diferentes herramientas de Propiedad Intelectual la sociedad se ha beneficiado de resultados palpables y reales que surgen de los logros de los ODS, como por ejemplo la empresa qAIRa (Perú) que recurre a drones y tecnología de detección para combatir la contaminación del aire, la Fundación Solar Impulse (Suiza) que le otorga el sello Soluciones Eficientes Solar Impulse a las tecnologías limpias que tienen efectos positivos en el medio ambiente, un grupo de investigadores de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica) que ha desarrollado un método de despolimerización de polímeros fenólicos para transformar el residuo de la celulosa en una nueva materia prima para la industria química y la empresa Sibö BV (Costa Rica) que creó un extracto de proteína a base de insectos que se puede utilizar como complemento alimenticio para poblaciones vulnerables.
Para reforzar la importante labor de la OMPI, diferentes organismos multilaterales adelantan iniciativas que buscan fomentar la innovación a través de la gestión de la propiedad intelectual, por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) realiza esfuerzos al analizar el impacto socioeconómico de la propiedad intelectual y al promover la adopción de políticas públicas en materia de protección, explotación y transferencia de tecnologías en los Estados Miembros.
Ahora bien, si tenemos en cuenta el último informe del Banco Mundial de 2022 donde se concluye que si no se muestra una tasa inédita del crecimiento económico en lo que resta de esta década, es poco probable que se logre el objetivo de poner fin a la pobreza extrema en todo el mundo para el 2030, y si además vemos las cifras económicas de lo que va del año 2023, que no son lo suficientemente prometedoras y que indican que la proyección del crecimiento mundial se desacelerará al 1,7%, sin duda estaremos más expuestos a una crisis social y económica cuyas consecuencias enfrentaremos en todos los países, pero que sentiremos de manera más directa los países más vulnerables como Colombia.
Ante este panorama, los retos a los cuales nos enfrentamos para los próximos siete años de cara a la agenda 2030, se enfocan en la producción sostenible dándoles el lugar que merecen las personas y al planeta dentro de la actividad productiva de las empresas, y aunque el objetivo final de estas es un beneficio económico que las lleve al crecimiento y a perdurar en el tiempo, son precisamente las prácticas enfocadas en el bienestar las que lograrán una transformación significativa. Lo anterior, favoreciendo patrones de producción sostenibles que se pueden lograr mediante la implementación de nuevos procesos, materias primas o tecnologías y de paso impactando los ODS relacionados con el trabajo digno y la disminución de la pobreza. La producción sostenible innegablemente impactará el papel de los consumidores en la cadena, pues al ver que las empresas que producen los bienes y servicios que adquieren lo hacen de forma sostenible, comenzarán a demandar que poco a poco todas las marcas se vuelvan más ecológicas, responsables socialmente y así lo visibilicen.
Otro aspecto que representa un reto es el acceso a la salud y el bienestar que demandan el uso de vacunas, tratamientos y dispositivos cada vez más avanzados, producto del ingenio humano estimulado por su capacidad de explotación económica y reconocimiento. Sin embargo, en la medida que los avances tecnológicos son más comunes también toman relevancia las garantías de acceso que deben tener para su utilización en favor del desarrollo y la reducción de las desigualdades por lo que las naciones se enfrentan a un reto aún mayor relacionado con regulaciones y estímulos acordes a los avances tecnológicos pero que a su vez garanticen el aprovechamiento de las nuevas tecnologías por parte de la sociedad sin desincentivar la innovación.
Finalmente, no podemos dejar de lado las demás industrias que constantemente generan avances tecnológicos y aunque se debe destacar que el acceso a la tecnología en los países en desarrollo va en aumento, su apropiación para el avance requiere de mayores inversiones públicas y privadas en infraestructura que permitan disminuir la actual brecha tecnológica, y es allí donde las iniciativas de la OMPI juegan un papel cohesivo poniendo la información de nuevas tecnologías a disposición del sector empresarial, la sociedad y la academia y promueven la cooperación internacional entre países para impactar la reducción de las desigualdades.
En septiembre de este año se realizará la cumbre SDG Summit, que tendrá lugar durante la Asamblea General de las Naciones Unidas y reunirá Jefes de Estado en Nueva York para hacer una valoración y plantear los nuevos retos para el cumplimiento de los ODS y todos debemos estar atentos a este balance teniendo siempre presente que la creatividad, el conocimiento, la tecnología y la innovación impulsadas por la propiedad intelectual son necesarios para la aceleración del progreso que nos permitirá alcanzar los ODS en todos los contextos de la sociedad.
Laura Patiño
Gestión Empresarial y Formación en PONS IP Colombia
World Bank. 2022. Poverty and Shared Prosperity 2022: Correcting Course. Washington, DC: World Bank. https://openknowledge.worldbank.org/entities/publication/a33782e6-415e-5699-a9a8-4a50dc4ae3bc