La irrupción del COVID-19 en el mundo, la influencia mediática en la sociedad y la implantación de normativas por parte de las autoridades sanitarias, han propiciado durante este último año la aparición de diversos productos y dispositivos relacionados con la sanidad e higiene que han sido protegidos a nivel nacional o internacional mediante la presentación de solicitudes de patente.
Estos desarrollos innovadores han dado respuesta a estas necesidades y han estado orientados principalmente a evitar la transmisión del virus y al tratamiento del mismo, encontrando un buen número de solicitudes de patente enfocadas a dispositivos y productos de prevención y tratamiento de la enfermedad.
La repuesta ha sido rápida y nos hemos encontrado con varias empresas españolas que han desarrollado y comercializado productos con gran celeridad para intentar cubrir las carencias que existían a nivel nacional ante el desconcierto de las autoridades implicadas en la prevención de la propagación del virus.
No sólo el carácter mercantilista ha estado asociado a la aparición de nuevos productos, sino que han sido varias las empresas e incluso profesionales sanitarios, que han querido compartir sus hallazgos en el tratamiento o prevención de la enfermedad para hacerlos llegar lo más rápidamente posible a la sociedad.
Si bien la patente o el modelo de utilidad en España otorgan a su titular un monopolio o derecho exclusivo en la explotación del producto patentado, se trata de un documento público que ofrece una información tecnológica muy valiosa para otros inventores, investigadores o empresas involucradas en la tecnología de ese producto, que pueden evolucionar esos productos en otra fase posterior y establecer acuerdos de licencia para la explotación de las patentes.
Las patentes y modelos de utilidad están enfocados normalmente a innovaciones que proporcionan una ventaja funcional, y por tanto estos desarrollos incorporan unas prestaciones de valor añadido con respecto a otras soluciones que anteriormente existían en el estado de técnica.
En este sentido y como ejemplo de productos aparecidos en la era covid-19, nos encontramos con patentes enfocadas a equipos robotizados para la purificación de lugares públicos o viviendas, con mayores y mejores prestaciones con relación al grado de desinfección alcanzado, que permiten combatir a éste y a otros virus y bacterias. Estos equipos están resultando de especial aplicación en hospitales, clínicas y centros oficiales en los que hay una gran afluencia de público, empleando a tal efecto tecnología basada en la aplicación de rayos ultravioleta por las diferentes estancias del centro de forma automatizada.
Otras patentes relacionadas con el tratamiento del aire están orientadas a los conductos de ventilación con equipos de filtrado que incluyen el empleo de ozono para mantener el aire limpio de virus y otros gérmenes.
Algunas de estas soluciones de desinfección y purificación se han desarrollado para su implantación igualmente en autobuses, trenes o en las cabinas de aviones, mejorando así la calidad del aire y minimizando el riesgo de contagio en el transporte público.
En lugares públicos ha sido asimismo de obligado cumplimiento el empleo de geles de desinfección para las manos, sin embargo, el contacto manual directo con el dosificador hacen que la superficie del mismo pueda ser un medio de transmisión, de ahí que hayan surgido algunas innovaciones orientadas a facilitar la dosificación del producto evitando el contacto manual. Así nos encontramos con patentes de dispositivos que disponen de otros medios de accionamiento, tal como un pedal, que una vez presionado con el pie y mediante un mecanismo de transmisión, ocasiona el movimiento del pulsador del dosificador que da vía libre al paso del gel hacia las manos del usuario, en esta ocasión sin necesidad de contacto manual alguno con dicho dosificador.
Por otra parte, la propia experiencia de médicos y enfermeros en el día a día en el tratamiento de la enfermedad en fase avanzada, en hospitales y en particular en las UCIs, han dado lugar al desarrollo de mejoras en los equipos respiradores empleados, que han estado enfocadas a la optimización de los recursos empleados, así como a facilitar el intercambio de parte de sus componentes en condiciones de operación evitando que se produzcan sobre presiones en el paciente.
Es notorio asimismo que las compañías farmacéuticas han blindado igualmente sus desarrollos relacionados con la aparición de las vacunas y son muchos los laboratorios que están patentando los resultados de su investigación tendentes a obtener un fármaco autorizado. En este caso las cifras que se mueven resultado de la exclusividad en la explotación de vacunas y fármacos nada tienen que ver con los productos citados anteriormente. Esta situación está sujeta actualmente a cierta controversia, por la sugerencia que están haciendo algunos actores relacionados con la gestión de la crisis, de liberalizar las patentes para facilitar el acceso a las mismas, aunque a día de hoy no parece que se vaya a hacer efectiva esta pretensión.
Pero sin duda el producto que ha sido el mayor foco de atención y que sigue siendo actualmente, son las mascarillas o protectores faciales que han dado lugar a diversos desarrollos acompañados de la presentación de un gran número de solicitudes de patente.
Al comienzo de la crisis sanitaria, ante el desabastecimiento de mascarillas oronasales, aparecieron productos destinados a facilitar la adaptación de otros ya existentes que pudieran hacer la función de las mascarillas, como es el caso de un adaptador para gafas de buceo que permitía el uso de éstas como medio de protección frente a contagios, incorporando dicho adaptador elementos que facilitaban la respiración.
Asimismo, se presentaron patentes sobre pantallas de protección facial que se adaptaban a la cabeza del usuario y cubrían, entre otros la nariz y la boca obstaculizando el intercambio de partículas con otras personas.
Sin embargo, estos productos fueron finalmente descartados por las autoridades ante la obligatoriedad del uso de mascarillas, que han sido objecto de distintas innovaciones orientadas al modo de adaptación sobre la cara del usuario y en especial a los materiales utilizados para conformar la superficie protectora de la mascarilla.
Es de destacar el desarrollo de materiales de filtración para mascarillas basados en fibras ultrafinas concebidas de modo que impiden el paso a partículas microbianas tales como virus, bacterias y otros. Anteriormente la mayoría de las máscaras protectoras convencionales simplemente constituían una barrera física para filtrar los contaminantes, pero no tenían la capacidad de parar microorganismos tan pequeños como los virus con tamaños de entre 100 y 200 micras. La investigación en este campo ha dado a lugar a patentes de materiales de aplicación en respiradores y en mascarillas, que han hecho las mascarillas más eficientes conforme se han ido implementado este tipo de materiales.
Las mascarillas han sido asimismo objeto de diversos y variados diseños orientados a una estética novedosa en lo que se refiere a su configuración formal y a la estampación y ornamentación de las mismas, resultando estas nuevas apariencias susceptibles de protegerse bajo la modalidad de diseño industrial.
En definitiva, la experiencia covid durante este último año ha sido determinante para la evolución y desarrollo de nuevas soluciones en el campo de la salud, de la seguridad y la higiene, que han dado lugar a la aparición de nuevas patentes y diseños industriales que constituyen un premio a esta labor creadora que va a repercutir en favor de la sociedad y en la investigación y generación de nuevos resultados.
Gabriel Castilla Penalva. Responsable Ingeniería del Área Patentes